NO TENGO REMEDIO

Estoy viviendo una espectacular etapa de expansión interior y la plasmo en mis abundantes escritos, sobre todo en poesía.
Hoy leía unos de los pocos blogs que sigo (sebas celis) y mientras lo hacía iba escribiendo. A veces una simple frase da pie a todo un discurso, donde voy dejando mis ideas y rasgos de como soy y pienso, por ejemplo...

Me revienta la gente absurda (ver MI MAREA HUMANA) la gente que no tiene la mínima profundidad en lo que dice, la que no sabe ni transmitir sus propios éxitos o problemas, la gente egoísta que habla sólo de lo suyo y no aporta nada al resto.

o esto otro...

TODOS somos capaces de hacer muchas cosas y siempre hay una (o varias) en la que destacamos por encima de la media, es algo que nos gusta y que desarrollamos sobremanera porque nos sale sin esfuerzo y que desde fuera atrae al resto.

• Te admiro porque te expresas muy bien y escribes mejor
• Gracias, a mi me gustaría tocar la guitarra como lo haces tú
• Tocar la guitarra es fácil, lo tuyo si que tiene mérito
• TODO tiene mérito amigo, TODO

¡Un poco de autoestima por favor!

El otro día un Lector muy amable, me dijo que la lectura de alguno de mis poemas le había hecho reflexionar y de alguna forma variar su manera de ver ciertos intereses y sentimientos por los que en este momento discurría su vida.
De eso se trata ¡es cojonudo! es lo que persigo y tal como le contesté yo también voy cambiando, con los comentarios y opiniones me nutro y reviso o descubro nuevas vistas sobre el tema de debate. O simplemente los conozco, a distancia pero con tinta sincera. Por eso digo que no tengo remedio, porque crece cada vez más mi motivación e ilusión por seguir escribiendo.
¡Muchas gracias amigos! Les regalo este poema en agradecimiento.

                    UN CUARTO PEQUEÑO

                    Intento edificar mi vida,

                    construyo pasillos,

                    pasillos de papel.

                    Reinvento,

                    siento la tinta en mi piel.

                    Cuando escribo

                    amplío las habitaciones de mi vida,

                    habitaciones tiernas, periféricas, necesarias,

                    habitaciones sombrías sin vistas,

                    sin horizontes,

                    habitaciones compartidas, amigas y cómplices,

                    habitaciones trinchera

                    por las que me muevo a mis anchas.

                    Ahora tengo la sensación

                    de abrir otra pieza,

                    tal vez un cuarto pequeño pero confortable,

                    acogedor, dulce, cálido,

                    dónde poder recibir algún personaje nuevo,

                    de una nueva historia.